En mi devocional de hoy me tocó leer Juan 11:1-16. El pasaje nos cuenta el momento en que Marta y María le dicen a Jesús que Lázaro, hermano de ellas y querido amigo de Jesús y sus discípulos estaba muy enfermo. Jesús entonces toma una actitud muy extraña a primera vista. Él decide esperar 2 días antes ir a ver a Lázaro. La biblia cuenta que cuando pasan los 2 días Lázaro ya había muerto. ¿Por qué Jesús esperaría por salvar a su amigo, especialmente cuando dice que lo ama tanto, a él y a su familia (vers.5)? Jesús había dicho: "Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella".
La gloria de Dios es más significativa y trascendente que cualquier enfermedad o dificultad en la vida. Si creemos en esto, le creeremos a Jesús y nuestra vida tendrá un sustento eterno, así como Dios es eterno. Él será nuestra fuerza diaria.
Dios tenía en control la situación. Sanó a Lázaro. Tomás y los demás discípulos se maravillaron, muchos creyeron y la confianza de Marta y María en Dios también creció. Esta es la increíble y multivariable manera de actuar de Dios. Él sigue actuando ahora. Puede que pasases por situaciones muy dolorosas o increíblemente difíciles. No confíes en tus propias fuerzas, porque no estarán siempre que las necesites. Confía en Dios y pídele que te guíe en cada cosa que hagas. Busca gente que te pueda ayudar en este paso y simplemente actúa. La respuesta de María ante la supuesta tardanza de Jesús me impresiona. Ella sabe que su poder era suficiente para haber impedido que Lázaro muriera, pero confiaba que Él podía cambiar de rumbo la situación (sin saber el cómo ni cuando). Me gustaría que podamos pensar de esta forma: "Padre sé que tú puedes sacarme de este problema instantáneamente, pero sé que tienes planes mejores y eso me da paz... Yo te creo y esperaré en ti". Yo quiero esta confianza con Dios. Quiero que tú también la tengas.
No sé cuál es tu "parada" en la vida. No conozco lo que te toca vivir. Lo que sí sé es que el espíritu del hombre sólo es pleno cuando Dios lo llena. Toda sensación de estabilidad humana deja un vacío a la larga. Dios no! Ni el dinero, ni el éxito profesional, ni una maravillosa familia o quizás el sexo, ni nada que creas que te llena y que te da fuerzas para vivir se compara con Dios. Todo se puede escurrir por tus manos como la arena, pero estar con Dios es vital, trascendente, superior y entrega una paz que va más allá de nuestro conocimiento (Filipenses 4:7).
Me encantó hablar con uds. Gracias por leer esto. Espero que nuestras vidas así como la vida de Lázaro sirvan a Dios de tal forma que muchos crean en Él (Juan 11:45).
Cariños!
Matías!
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